En un país como Venezuela, se habla y se ven muchas noticias en estos momentos sobre el precio del barril de petróleo. En los medios de tendencia opositora subrayan el fracaso de Rafael Ramírez al intentar reducir la producción para subir los precios. Reducir la producción beneficiaría a los que están echando la partida para atrás como lo son Estados Unidos con la producción de petróleo de esquisto (que según Ramírez es muy malo para el cambio climático, como si a ellos les importara eso y no que les está tumbando el negocio).
La parte fea de toda esta situación es que la bancada opositora de la población debe decir "que baje más el petróleo", y yo lo entiendo, no es un pensamiento antipatriótico y traidor. Es el mismo sentir de un enfermo de cáncer que viendo su calidad de vida decaer con quimioterapia lo acepta porque así matará celulas cancerígenas. El gasto público y la regaladera de dinero a otras naciones por parte del país petrolero más pobre de mente del continente son razón más que suficiente para desear que baje el precio.
Naciones como Arabia Saudita, que desde un tiempo acá llevan el pensamiento que el petróleo se va a acabar, tienen vastos recursos guardados y aguardarán prudentes y pacientes la estabilización del crudo. En cambio países que viven colando y bebiendo como Venezuela y el amado Irán son los que van en pro de la reducción de la producción.
En vez de buscar un precio justo, ¿por qué mejor no se ajustan? dejen la regaladera de plata, y afronten una economía reducida, fomenten la producción, vuelvan a ser verdaderos amigos de la empresa privada, etc, etc, etc.
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viernes, 28 de noviembre de 2014
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